«…así también nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo y estamos unidos unos a otros como miembros de un mismo cuerpo.». Romanos 12:5
Los seres humanos fuimos diseñados como seres sociales. Pero no solo el hombre está formado de un cuerpo, lo están también; desde un átomo a una galaxia, pasando por cualquier grupo, nación, etc.
Si en un animal un órgano deja de funcionar se resiente todo el cuerpo. Si otro órgano crece más de lo debido afecta también a todo el resto.
Si en una orquesta, a uno de los miembros le da por destacar, tocando demasiado fuerte o a destiempo o desafinado, echa a perder la armonía de la obra completa. Así, dentro de cualquier grupo, cada miembro tiene una función, que unida a la de los otros, hace que el grupo funcione. Todos somos necesarios y complementarios.
Los máximos logros los consiguen aquellos que permanecen unidos con un propósito en común.
¿Admiras, o envidias al que tiene un papel más vistoso?
¿Desprecias, o valoras a quien tiene una función más humilde y menos aparente?
¿Te das cuenta de que tu papel, aunque te parezca insignificante, es importante siempre que esté unido al de los demás, de modo que se complementen?
Antonio Arroyo