NO OS QUEJÉIS UNOS CONTRA OTROS (I)


“Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.” Santiago 5:9

La queja, esta crítica negativa que nos invade, es una gran herramienta del enemigo en nuestras vidas que actúa directa o encubiertamente. ¿Pero qué es exactamente? ¿Cuáles son sus causas? ¿Cuáles son sus consecuencias? ¿Hay esperanza? ¡Tenemos la victoria!, desarrollaremos estos puntos en orden durante los 5 próximos días. 

La queja a la cual se refiere Santiago es la que define nuestra mirada sobre el otro, sobre nuestro prójimo, es la que muestra nuestra interacción personal con los demás. Queramos reconocerlo o no, con ella establecemos un juicio sobre las personas que nos rodean. Cuando yo me quejo de mi prójimo es porque no me gusta lo que hace o no me parece lo adecuado, pienso que “seguir mi idea o hacer como me parece mejor a mí, sería lo más adecuado..“, ¡no me hace falta ir a la universidad para sacarme el título de juez, ya me estoy convirtiendo en uno!, y lo que es peor, de esta manera estoy usurpando el puesto de Dios (lee Santiago 4: 11-12). 

Es un área en la cual todos hemos fallado, fallamos, fallaremos alguna…o…varias y repetidas veces…incluso en un mismo día.

Fíjate bien, en las mejores situaciones nos sale la queja contra otro, nos “persigue” a lo largo del día a día, a veces es casi una fiel compañera del camino. Por esta razón debemos prestarle mucha atención ya que, al ser tan rutinaria, puede pasar inadvertida a nuestra conciencia. Más nos quejamos, más alimentamos esta forma de pensar y hablar, convirtiéndose en un hábito en nuestro actuar e interactuar.

Y si examinamos bien todo, hasta criticamos a Dios, por ejemplo, cuando nos quejamos del frío o del calor, si llueve porque llueve, si no llueve porque no llueve, si hace calor porque hace calor y si hace frío porque hace frío, ¿quién no se identifica en ello? … pero… el verano y el invierno ¿no los ha creado el Dios del universo? (Salmo 74:17).

Otro detalle importante: la queja es un elemento altamente contagioso, tan contagioso o más que el virus de la gripe. Con tu queja contagias a otros y tú te contagias de otros. ¿Vamos a permitir una epidemia? 

Reflexión:

  • Al acostarte evalúa tu día, no tengas prisa en hacerlo, reflexiona bien, ya sabes… la queja se esconde en tu andar diario, ¿cuál ha sido su lugar hoy en tu vida? Disciérnela, aprende a reconocerla, que no te engañe con pensamientos de justificación como: “bueno, tampoco es para tanto”, “no hay que exagerar, solo expresaba una opinión o una realidad sobre esta persona”. 
  • Ora y haz tuyo este salmo: “Examíname Oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mi camino de maldad y guíame en el camino eterno” (Salmo 139:23)

Genoveva Alberola

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

logo