“Cuando anochecía, sus discípulos descendieron al mar, y entrando en una barca iban cruzando el mar hacia Capernaúm. Ya había oscurecido, y Jesús todavía no había venido a ellos. Y se agitaba el mar porque soplaba un gran viento. Entonces, cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús caminando sobre el mar y acercándose a la barca, y tuvieron miedo. Pero él les dijo: —¡Yo soy; no temáis! Entonces ellos quisieron recibirle en la barca, y de inmediato la barca llegó a la tierra a donde iban” (Juan 6:16-21)
Un gran viento soplaba, el mar iracundo levantaba sus olas, y los discípulos en la barca estaban aterrorizados al ver una figura, que se acercaba andando, sobre aquellas inquietas aguas. Pero entonces escuchan una voz: “Yo soy; no temáis”.
El escuchar la voz del Señor enseguida les trae la calma, Jesús transforma el miedo en fe. Una vez más vemos a Jesús satisfaciendo las necesidades del corazón humano, echando fuera uno de los más grandes enemigos del corazón, el temor. Es una noticia maravillosa saber que Jesucristo nos libera del miedo.
Si algo te atemoriza, escucha la voz de Jesús que te dice “no temas”.
Él transforma el miedo en fe, es una bendición garantizada.
Elvira Jardines