“Cuando Jesús alzó los ojos y vio que se le acercaba una gran multitud, dijo a Felipe: —¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?” Juan 6: 5
Lee Juan 6:1-14
Este es el cuarto de los milagros que hace Jesús en el evangelio según Juan. La alimentación a tal multitud es una maravillosa demostración del deseo del Señor de satisfacer la profunda necesidad que tiene el corazón del ser humano. Los hombres y mujeres tienen hambre de Dios. Aparentemente este milagro apunta a satisfacer la necesidad física de las personas; sin embargo, recordemos que Él dijo: “no solo de pan vive el hombre, sino de cada palabra que venga de la boca de Dios” (Mateo 4:4).
Y más adelante, en ese mismo capítulo de Juan, demuestra cuál es la clase de pan que Él provee, “Entonces Jesús declaró, Yo soy el pan de vida. Aquel que viene a mí nunca tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás” (v.35).
Jesús es el único que puede satisfacer el hambre espiritual. Todo ser humano tiene una profunda necesidad de Dios, porque fuimos creados a Su imagen para vivir en comunión con nuestro creador. El pecado rompió esta relación, pero la necesidad espiritual está dentro de cada corazón. Podemos intentar llenarla con muchas cosas: placeres, bienes materiales, conocimiento, buenas obras; el problema está en que ninguna de estas cosas hace la medida. La medida que llena esta profunda necesidad del corazón es Cristo. Es una maravillosa bendición saber que en Él ya no tendremos hambre ni sed nunca más.
Te invito a que medites en está verdad del evangelio y verás que la perspectiva de tus necesidades cambiará.
Elvira Jardines