MÁS QUE RESILIENTES


Hasta ahora, solo de oídas te conocía, pero ahora te veo con mis propios ojos. Por eso me retracto arrepentido y sentado en polvo y ceniza. (Job 42: 6)

Una de las palabras más necesarias en nuestros días, es una de las que menos usamos, tal vez porque no sepamos muy bien qué significa. Me estoy refiriendo a la palabra “longanimidad”. La longanimidad es lo que en psicología equivale a la resiliencia. Pero ni siquiera este término procede de la psicología, sino que surgió de la física y hacía referencia a los cuerpos que eran sometidos a una presión que los deformaba temporalmente, pero que después volvían a su estado original. Quizá por eso comenzó a utilizarse en psicología para referirse a las personas que eran capaces de hacer frente a las adversidades sin que éstas acaban con ellas. Eso es la longanimidad, estar preparados para hacer frente a las adversidades de la vida.

Seamos sinceros, ninguno de nosotros estamos totalmente preparados para algunas adversidades, sin embargo, en el proceso podemos ir desarrollando herramientas y mecanismos que nos permitan finalmente salir a flote. Si hay un personaje en la Biblia (a parte de Jesús) que simboliza lo que es la longanimidad, este es Job. Conocemos su historia. Cuando lo había perdido todo, salvo a su mujer, y hasta él mismo se encontraba en un estado de salud deplorable; recibió aquellas palabras duras de su compañera, “¿todavía te empeñas en seguir siendo bueno? ¡Maldice a Dios y muérete!.” (Job 2:9) Pero Job se mantuvo firme, y no sólo en ese momento, sino durante todo el proceso de duelo rodeado de tres amigos que lo único que hacían era hurgar en la herida.

Hacia el final de su proceso, Job tiene un encuentro íntimo y profundo con Dios, quien le hizo ver lo equivocado de su juicio. Y esas fueron las palabras de Job, “Yo sé que tú lo puedes todo y no hay nada que no puedas realizar. ¿Quién soy yo para dudar de tu providencia, mostrando así mi ignorancia? Yo estaba hablando de cosas que no entiendo, cosas tan maravillosas que no las puedo comprender.” (Job. 42:1-3) El resultado final en la vida de Job es que salió mucho más fortalecido que en el principio. Salió de su dura prueba más que resiliente.

Trata de pensar en nuestros días, en tu situación, en la situación de tantas personas que están a tu alrededor sufriendo situaciones extremadamente difíciles. Quizá no comprendamos mucho de lo que nos está sucediendo. Quizá tengamos ganas, en ocasiones, de tirar la toalla, de darnos por vencidos, de maldecirlo todo y a todos. Creo que, como Job, también nosotros debemos buscar ese encuentro en el cual, la misma presencia de Dios, nos de la perspectiva correcta y más allá de los razonamientos, salgamos más fortalecidos de lo que estábamos cuando comenzamos a pasar por la prueba. Que seamos, como diría Pablo…“fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad.” (Col. 1:11)

Elías Nofuentes

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