Lectura: 1 Samuel 2:12-17
El fracaso de una persona, no debería ser nunca excusa para otra.
Consideremos la vida de Elcana. En 1 Samuel 1 se le describe como a un hombre que todos los años «subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios al Señor de los Ejércitos (ver.3). Esa es una afirmación asombrosa a la luz del resto de la historia. Leemos también que «estaban dos hijos de Elí: Ofni y Finnes, sacerdotes del Señor».
Ofni y Finnes eran hombres egoístas, corruptos, inmorales, sin ningún conocimiento de Dios (1 Sam.2:12,22) No escuchaban la corrección (1 Sam.2:25) y sus acciones hicieron que la gente menospreciara las ofrendas del Señor (1 Sam.2:17). Sin embargo, su fracaso espiritual nunca fue excusa para que Elcana dejara de adorar a Dios.
Puede haber momentos en que nuestros líderes espirituales no sean lo que deberían ser. Cuando los líderes fallan, ya sea por pecado involuntario o por un abierto desafío, es fácil desalentarse o desilusionarse, y por supuesto esto es algo dolorisísimo en la obra del Señor y no debería ser ni ocultado, ni soportado. Pero la tragedia es doble, si nos volvemos cínicos y nos alejamos de Dios por ellos.
Elcana permaneció fiel porque se centró en el Señor, no en sus «representantes». En toda situación de liderazgo espiritual deficiente, Dios llama a sus «Elcanas» modernos a que mantengan la mirada y el corazón centrados en Él.
- Otros pueden resultar falsos, pero Jesús nunca falla.
- Tu mirada debe siempre estar puesta en el Señor y no en los hombres o mujeres (Col.3:1-4).
www.midevocional.org