INTERCESIÓN


INTERCESIÓN

Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto. (1ª Samuel 12:23)

Hace unos días uno de mis pastores me dijo que sentía carga por mí y estaba orando por mi vida. El Espíritu Santo le guiaba para que se pusiera en oración a favor de las personas (en ese instante yo misma) que estaban luchando con sus problemáticas. ¡Él se ponía en la brecha de la intercesión para que mi vida fuese protegida por el poder del Dios altísimo!

Esto me recordó un pasaje del libro de Samuel (1ª Samuel 12: 23) en el cual Samuel mismo declara que para él sería pecado si dejaba de orar por el pueblo. Recordemos que el no hacer la voluntad de Dios es pecado, Dios quiere que oremos los unos por los otros. Y estoy segura de que a mi pastor eso mismo le pasa, si el Espíritu de Dios le impulsa a orar por los demás él no puede dejar de hacerlo para que se cumpla lo que me decía: “¡en las batallas Dios tiene la victoria”!

Tenemos que aprender de este hombre de Dios y del profeta Samuel, dándonos cuenta de que cuando no oramos por los demás probablemente estemos fallando a Dios, estemos fallando a su creación que son nuestros hermanos, fallando a las personas que él aceptó como hijos por medio del sacrificio de su hijo Jesús en la cruz.

Lleva a tus semejantes delante del trono de la gracia en oración para que Dios en su eterna misericordia los lleve al entendimiento de su perfecta voluntad y cumplas así el plan perfecto del Señor. Tu intercesión por tu hermano hace que él pueda beneficiarse de la gracia divina, lo has acercado al trono de Dios por medio de tu súplica. Piensa que algunas veces no podemos ver ni percibir los peligros que nos acechan o acechan a los demás, pero el Espíritu Santo está atento y pone cargas en nuestros corazones para que intercedamos, y cuando lo hacemos se está librando batalla espiritual en los cielos para beneficio de tu hermano, eso es: le estás dando vida.

¿Pero qué es una carga por alguien? Cuando de repente o no de repente estás pensando en otra persona (y muchas veces este pensamiento no se va fácilmente), entonces ponte a orar en su favor, que seguro el Señor te lo está indicando; y poco a poco te irás familiarizando con este tipo de cosas y sabrás discernir así la voz del Espíritu Santo susurrando a tu oído.

Hagamos nuestras las palabras del apóstol Pablo en Efesios 6:18 “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.”

Genoveva Alberola

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