Devocional 10
“¿Hasta cuándo, muchachos inexpertos, seguiréis aferrados a vuestra inexperiencia? ¿Hasta cuándo, vosotros los insolentes, os complaceréis en vuestra insolencia? ¿Hasta cuándo, vosotros los necios, aborreceréis el conocimiento?” (1:22).
El obstinado. La palabra más común que se emplea para denominar a los necios en proverbios es en hebreo kesil, el obstinado. La característica principal de los necios es que son obstinados, sabios a sus propios ojos, incapaces de aprender o de recibir corrección.
El psicólogo infantil Jerome Kagan descubrió que los niños nacen con uno de los tres temperamentos básicos que determinan cómo responden de forma instintiva frente a las dificultades. Algunos responden con ansiedad y retirándose, otros con hostilidad y acciones autoritarias, y otros con optimismo y esforzándose por ganar a través de la sociabilidad y la cordialidad. Cada alternativa funciona bien en alguna situación. Pero Kagan defendía que, a no ser que los padres interviniesen, el temperamento natural del niño les dominaría y no les permitiría aprender cómo actuar con sabiduría en situaciones en las que su respuesta habitual es inapropiada o incluso fatal. En otras palabras, por naturaleza somos obstinados e insensatos. La cultura moderna insiste en que deberíamos dejar a los niños ser ellos mismos, pero lo que nos parece lo más natural a nosotros puede ser desastroso (22:15). Para llegar a ser sabios, los ansiosos deben aprender a ser más atrevidos, los atrevidos a ser más precavidos y aquellos con una alegría crónica, deberían ser más reflexivos. Solo en Jesús vemos a uno que no se adelanta ni se retira, sino que siempre responde de manera apropiada a la situación con una sabiduría perfecta (Juan 11:23-25, 32-35).
¿En qué eres más obstinado y menos abierto a nuevas ideas o a críticas?
ORACIÓN
Padre, observo a Jesús pasar por la vida sin decir ni una palabra equivocada ni dando un paso en falso. Sabe exactamente cuándo estar en silencio y cuándo hablar, cuándo corregir y cuándo reafirmar. ¡Cómo me gustaría ser como él! Por favor, comienza a restablecer su sabiduría en mí, a través de tu Palabra y Espíritu. Amén.