DÍA 27: LA LIBERTAD QUE DA LA LUZ


Otra vez Jesús les habló diciendo: Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, si no que tendrá La Luz de la vida. Jn. 8.12

De pequeño el verano representaba un tiempo muy especial para mí, tiempo en la casita de la playa, tiempo en familia, tiempo libre, baño, juego, aventuras, toda la libertad ( con ciertas limitaciones y directrices: “¡no te bañes solo en el mar! ¡Antes de las 2 a casa para comer! ¡No te bañes recién comido!” Etc.) y sobre todo luz, ¡mucha luz!

Nacemos, vamos creciendo y nuestros padres nos crían y educan, vamos al colegio para adquirir conocimiento, la sociedad nos aporta cultura y costumbres, se nos trasmiten principios y valores, todo esto en un marco de normalidad, con reglas, leyes, y disciplinas. Pasados unos años, en ocasiones, vemos estas normas, reglas, etc. como algo prohibitivo, que nos encorseta, nos oprime, nos quita libertad. 

En busca de esa liberad comenzamos a hacer un mal uso del libre albedrío y hacemos elecciones sin más criterio que lo que me gusta, me apetece o me satisface en ese momento, encubierto por la etapa de la adolescencia donde parece ser, todo o casi todo es tolerable, no hay consecuencias graves, tan solo en ocasiones aparece una tormenta, un chaparrón que eclipsa el bienestar del verano, mengua La Luz, la libertad, y como tormenta de verano pasa rápido y regresa una aparente normalidad.

Pero cuando uno sigue practicando esta forma de vivir, de decidir y se convierte en una actitud ante la vida, es cuestión de tiempo que vivamos en una vida sin luz, donde la mentira en todas sus formas, ocultar, aparentar, tergiversar, engañarse a uno mismo, forme parte del día a día para encubrir los desatinos de esas malas decisiones.

Al tiempo aquella anhelada Libertad se convierte en esclavitud, caos, amargura, culpabilidad, frustración, desesperanza, y aquella pequeña tormenta de verano se convierte en una borrasca permanente, que para nada parece que vaya a terminar nunca.

Salvo que, como en mi caso, alguien te presente a Jesús y tengas la oportunidad de ver y ver la vida con Luz, la Luz que Él trae en sí mismo, con esa claridad que sobrepasa todo entendimiento.

Luz para ver que, en Su nombre, hay una nueva Oportunidad,

Luz para ver que, en Su nombre, tras el arrepentimiento hay Perdón,

Luz para ver que, en Su nombre, hay Esperanza,

Luz para ver que, en Su nombre, hay Vida y vida en abundancia.

¿Has estado en una situación como esta? (Aunque sea parcialmente) Recuerda la Luz de Jesús.

¿Estás en una situación así? Busca la Luz de Jesús.

¿Conoces a alguien que esté en una situación así? Preséntale la Luz de Jesús.

Su nombre es luz al camino que queda por andar,

Su nombre restaura el camino andado sin El.

Su nombre es Jesús.

José L. Frau

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

logo