“Os exhorto, pues, a que viváis de acuerdo con las exigencias del Espíritu y así no os dejaréis arrastrar por desordenadas apetencias humanas”.
Gálatas 5:16
Los enemigos de Israel fueron “inteligentes” en sus esfuerzos por bloquear la reconstrucción del templo. Primero, se ofrecieron a ayudar. ¿Qué mejor manera de hacer que las cosas salieran mal, que involucrándose en el trabajo? Cuando su ayuda fue rechazada, se propusieron desalentar a los trabajadores. Los adversarios incluso contrataron consejeros para obstaculizar el proyecto.
Pero Dios quería que su pueblo dejara de sentirse autosuficiente y realizara su trabajo bajo la dependencia del Espíritu Santo. Les dio ánimo y protegió su proyecto de construcción a pesar de la oposición que enfrentaban.
A veces, esto significa que eliminará el problema; otras veces, nos guiará a través del mismo. En cualquier caso, debemos confiar en el Espíritu Santo. Si lo hacemos, podremos:
• Amar con paciencia a nuestro cónyuge cuando haya problemas en el hogar.
• Guiar con sabiduría a nuestros hijos en nuestra cultura egocéntrica.
• Obedecer los principios bíblicos en cuanto a dar, ahorrar y gastar en una sociedad materialista.
• Experimentar el gozo y la paz de Dios en nuestras circunstancias actuales, ya sea que estemos solteros o casados, empleados o desempleados, sanos o enfermos.
• Hacer la obra de Dios a su manera.
Ser guiados por el Espíritu Santo definirá nuestra manera de trabajar. Aunque esa mentalidad no le agrada a la carne, es la única manera de vivir como hijos de Dios.
Elías Nofuentes