“Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, vestíos de profunda compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia, soportándoos los unos a los otros y perdonándoos los unos a los otros, cuando alguien tenga queja del otro. De la manera que el Señor os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3.12-13)
En este camino que estamos recorriendo sobre lo que implica el mandato de Jesús “Amaos unos a otros”, hoy le toca el turno a… “soportaos unos a otros”. A priori la expresión suena un tanto fuerte a nuestros oídos, e inconscientemente nos lleva a pensar en aquellas personas que, por un motivo u otro, nos cuesta soportar. ¿Has escuchado en alguna ocasión la expresión, “¡es que no te soporto!”? Es duro, y si estas palabras van dirigidas hacia tu persona causan un daño terrible.
Creo que cada vez soportamos menos. Hace unos meses escuchaba un debate en la radio en torno a un conflicto que se generaba en relación a los niños y los restaurantes. Por un lado, estaban aquellos que pedían la prohibición de la entrada de niños a restaurantes porque les quitaban la paz. De hecho, hay restaurantes que ponen pegas a la hora de dejar pasar a bebés o niños pequeños. Otros reclamaban el derecho a que sus hijos pudieran estar con ellos y compartir un tiempo especial de familia. El conflicto estaba servido.
Pero cuántos conflictos más se generan diariamente que requieren paciencia y que, por el contrario, lo que se produce es impaciencia y reacciones de agresividad y violencia. Creo que todos necesitamos crecer en la aplicación de esta expresión y hacer de nuestro mundo un espacio más relajado y tolerante.
Pastor Elías Nofuentes