NO OS QUEJÉIS UNOS CONTRA OTROS (IV)


“Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.” Santiago 5:9

¿Hay esperanza en nuestra lucha en contra de la queja? ¡Sí la hay! Radica en Dios, y se apoya en nuestro deseo y compromiso en hacer su voluntad y querer enmendar nuestras vidas. 

En primer lugar, tenemos que buscar nuestra prioridad: ¿Dios, mi prójimo o yo mismo? Como hemos podido ver ayer, Dios y mi prójimo van muy unidos de la mano en cuanto a este tema ya que lo que hacemos a uno lo hacemos al otro. 

Una vez encontrada nuestra prioridad, pensemos si realmente queremos luchar en contra de nuestras quejas. La lucha exige valentía, paciencia y fe, es un proceso de rehabilitación que dura toda una vida terrenal… Sí, tendremos que luchar a lo largo de toda nuestra vida para mantenernos en el lugar elegido de no quejarnos los unos de los otros. Pero ¡si hay lucha hay victoria! No olvidemos que no hay nada imposible para Dios, y si nos lo parece en cuanto al tema que nos interesa tal vez debamos revisar nuestras creencias en las promesas del Señor.  

Después tenemos que recordar que, si queremos, podemos cambiar nuestros pensamientos; y podemos escoger el bien (Dt. 30:19b), Dios nos deja libres para la elección. Cuando te acecha la queja elije el bien y la vida, enfocando tus pensamientos en otra dirección, bloquea tu mente y reprográmala, lucha y practica.  En cuanto más practiques más fácil te resultará cambiar el rumbo de tu mente. 

Desarrolla una mente positiva que se enfoca en lo bueno, las mentes positivas con metas espirituales no se suelen quejar. Busca siempre el lado bueno de las personas y enfoca tu pensamiento en ello. Sigue el consejo de Pablo a los Filipenses: “Por lo demás, hermanos, todo que lo es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Fil. 4:8) 

Reemplaza la queja por la compasión y la misericordia, ¿cómo?: “por medio de Cristo” (Fil. 1:11). 

Reflexiona:

  • ¿Dónde está tu prioridad?
  • ¿Realmente quieres no quejarte del otro? Si tu respuesta es positiva entonces con ayuda de Dios lo vas a conseguir porque ya sabes que cuando queremos algo ponemos todo nuestro empeño en ello hasta conseguirlo. 
  • ¡Déjate transformar por el Espíritu Santo renovando tu entendimiento! (Ro. 12:2)

Genoveva Alberola

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

logo