Lectura: 1 Timoteo 4:1-5
Un niño fue a cenar a la casa de un amigo. Cuando el pequeño se sentó a la mesa inclinó la cabeza y esperó que alguien diese gracias por la comida. Sin embargo, las demás personas que estaban a la mesa comenzaron a pasarse la comida. El niño levantó la cabeza y dijo: “Ustedes son iguales a mi perro. Empiezan a comer, enseguida.”
En la carta que Pablo escribió a Timoteo para combatir a los falsos maestros que prohibían ciertos alimentos, el apóstol dijo que todos los alimentos habían de recibirse con acción de gracias a Dios (1 Tim.4:4-5). La comida nos da sido dada para que nos nutra y para que la disfrutemos. Nuestro agradecimiento reconoce que lo que comemos es un regalo de Dios.
Cuando Pablo escribió a sus amigos en Roma destacó el pecado de ingratitud entre los paganos. Dijo “Habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias” (Rom.1:21).
¿Qué dice de nuestra sociedad el que muchas personas se sienten a una mesa repleta de comida, y nunca inclinen la cabeza para dar gracias por sus alimentos, mientras por la pantalla de televisión los noticieros pasan a menudo imágenes de multitudes que se mueren de hambre?
- Para aquellos que saben que nuestro pan de cada día, procede, no sólo de la tienda, sino en realidad de Dios, siempre es apropiado expresar agradecimiento.
- La gratitud es señal de reconocimiento de nuestra deuda (impagable) y de amor.
Mi devocional