Lectura: Lucas 12:13-34
Una y otra vez el Señor ha dicho a su pueblo estas tiernas y reconfortantes palabras: “No teman”. A pesar de eso, ¡cuánto nos inclinamos a vivir con miedo y ansiedad, como corderos temerosos!
¿Por qué tememos? ¿Podría ser porque vemos a Dios como un dador renuente?
Jesús corrigió con ternura esta distorsión cuando dijo: “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.” (Luc.12:32). Cuando Jesús dijo “No teman”, dejo implícito que el temor es innecesario porque podemos confiar en el cuidado de nuestro Padre, por supuesto en lo que es acorde a Su perfecta voluntad y no de acuerdo a nuestros egoístas deseos, lee Romanos 8:26-27.
No hace mucho tiempo me encontraba muy inquieto por algunas preocupaciones personales mientras conducía mi auto. De repente las palabras: “no teman” vinieron a mi mente atormentada. Así como mi auto iba devorando kilómetros, la amante reprensión de Dios fue devorando mis dudas, y oré: “Señor, cuando dijiste: “No teman”, ¡lo dijiste en serio! Quieres que te tome la palabra, y eso significa confiar en el deseo del Padre de cuidarme y de suplir lo que verdaderamente necesito”.
Jesús dijo que nuestro Padre Celestial sabe lo que necesitamos, y si buscamos Su voluntad primero, Dios proveerá (Lucas 12:30-31)
- Podemos confiar en Él. Lo que dijo lo dijo en serio. Deja que el Espíritu sea que el que te guíe.
- La cura perfecta para el temor, es confiar en Dios.
www.midevocional.org