LO QUE DECIMOS


Lectura: Proverbios 15:1-33

Un obituario en el periódico me llamó la atención ya que hacía la siguiente declaración: “El servicio fúnebre para el cariñoso hombre ‘repáralo todo’ es hoy”.  Es común que los obituarios contengan unas palabras que en la mayoría de los casos se centran en los «éxitos o títulos” de la persona, pero en este caso el obituario contaba la historia de un sencillo hombre “repáralo todo” de 79 años de edad que había sido conocido por su integridad, carácter, y por una felicidad que nunca se apagaba.

El presidente de la empresa para la cual el hombre había trabajado, dijo: “La mitad de su trabajo consistía en ir a las casas de los clientes y arreglar los aparatos, y la otra mitad era para arreglar a la gente.  Teníamos un montón de personas con problemas que lo solicitaban específicamente a él.  Él era muy jovial, y siempre tenía una palabra amable”.

No importa cuál sea nuestro trabajo, quizás la obra más importante que hagamos, sea el ayudar y animar a la gente, especialmente por lo que decimos.

El libro de Proverbios habla a menudo del poder de la lengua para herir o sanar. Por ejemplo: “La lengua apacible es árbol de vida, pero la perversidad en ella es quebrantamiento de espíritu” “El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra dicha a tiempo, ¡cuán buena es!” (Proverbios 15:4, 23)

Somos representantes de Cristo y parte importante de esa representación es lo que decimos. Qué honor sería si al final de nuestros días fuéramos conocidos como personas llenas de gozo que sonríen a los demás y tienen una palabra amable para decir.

  1. Una palabra descuidada puede encender la contienda, una palabra cruel puede destruir una vida; una palabra oportuna puede disminuir el estrés, una palabra amorosa puede curar y bendecir. Una palabra evangelista, puede abrir el corazón al hermoso mensaje de salvación ¡Trata de pronunciar hoy una palabra oportuna, amorosa o de salvación para alguien que no lo espera!
  2. Las palabras de tipo amables son siempre las correctas.

“La lengua apacible es árbol de vida, pero la perversidad en ella es quebrantamiento de espíritu” (Prov.15:4)

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