JESÚS, EL MAESTRO


“Cuando vio a las multitudes, subió a la ladera de una montaña y se sentó. Sus discípulos se le acercaron, y tomando él la palabra, comenzó a enseñarles diciendo: «Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece” Mateo 5:1-3

Los discípulos están llamados a aprender acerca de Jesús y a aprender de Jesús. Jesús llamó a sus primeros discípulos de distintas maneras y les enseño lo que significa vivir como discípulos suyos. Podemos observar cómo, en todos los casos, tuvieron un encuentro con Él, que les llevó a un proceso de transformación espiritual.

En Mateo 5 – 7 se encuentra el conocido Sermón del Monte. Una de las características del Sermón de Jesús en el monte fue la regularidad con que dijo “oísteis que fue dicho”, antes de referirse a interpretaciones de la ley del Antiguo Testamento, aumentando después la tensión cuando decía “pero yo os digo”. Sin embargo, Jesús no vino a abrogar, ni cambiar la Ley, sino a cumplirla, dándole el verdadero sentido Este sermón es una auténtica descripción de los VALORES DEL REINO, muy contrarios a los que la sociedad ofrecía y aún ofrece hoy en día. Es un manifiesto revolucionario que lleva a un cambio radical, ya que, como ciudadanos del pueblo de Dios, necesitamos regirnos por principios totalmente diferentes a los que nos ofrece nuestra sociedad. Él dio un viraje total al sentido común para mostrarnos cómo es UN DISCÍPULO VERDADERO.

Lee Mateo 5:1-13. ¿Cuál de estas declaraciones consideras que es la que está más en contra de los valores de la sociedad actual? ¿por qué? Extender el Reino consiste pues en extender estos valores en este mundo por el que, viendo la multitud, subió al monte; y sentándose vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca enseñaba (Mateo 5: 1-2).

No todos escucharon las enseñanzas de Jesús. No todos le siguieron subiendo al monte, pero sus discípulos sí lo hicieron, abandonando sus vidas normales para viajar con Él, siguiéndole en la difícil ruta de subir por la ladera de la montaña para sentarse a sus pies. Los discípulos adoptaron una actitud para aprender. Es evidente que eran bendecidos por sus enseñanzas.

Pastor Elías Nofuentes

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