Al cabo de cuarenta días regresaron de reconocer la tierra. 26 Fueron y se presentaron ante Moisés, Aarón y toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades. Les dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron los frutos de la tierra. 27 También les contaron:
«Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; éstos son sus frutos. 28 Pero el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; también vimos allí a los hijos de Anac. 29 Amalec habita el Neguev; el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte; el cananeo habita junto al mar y a la ribera del Jordán.»
30 Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo:
—Subamos luego, y tomemos posesión de ella, porque más podremos nosotros que ellos.
31 Pero los hombres que subieron con él dijeron:
—No podemos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.
32 Y hablaron mal entre los hijos de Israel de la tierra que habían reconocido, diciendo:
—La tierra que recorrimos y exploramos es tierra que se traga a sus habitantes. Todo el pueblo que vimos en medio de ella es gente de gran estatura. 33 También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes. Nosotros éramos, a nuestro parecer, como langostas, y así les parecíamos a ellos.
Números 13:1, 25-33
Si bien es cierto que Jesús es una fuente de estímulo y que cuando aprendemos a ver las cosas con otros ojos podemos encontrar estímulo necesario, no es menos cierto que aquellos que me rodean pueden ser o piedra en el camino o estímulo, o como dicen algunos: clavos o claves.
En ocasiones, debido a las situaciones de la vida que estamos afrontando, las heridas abiertas por enfrentamientos no resueltos o debido a nuestros propios miedos, nos volvemos personas “reactivas”. Estas situaciones no nos dejan ver con claridad, pensar sobre cada situación o muchísimos menos andar en fe y seguir la dirección de Dios. En medio de las situaciones del día a día tan solo reaccionamos como podemos confiando en no equivocarnos sin ser conscientes de que en multitud de ocasiones somos piedras en el camino.
El relato nos cuenta que estas 12 personas vieron exactamente lo mismo. Por un lado vieron que efectivamente era un lugar con gran potencial y tremendamente fértil y por otro que era un lugar con multitud de competidores. 10 de ellos decidieron no solo seguir sus temores sino infundir temor a otros, pero 2 de ellos decidieron confiar en lo que Dios podía llegar a hacer y animar al resto a hacer lo mismo.
Todos tenemos el potencial de ser de estímulo. Yo te animo a que hoy respires profundamente, pongas este día en las manos de Dios, tomes control (con ayuda de Dios) de tus acciones y reacciones y seas intencional para transformar cada una de ellas en afirmaciones y bendiciones. Recuerda, a veces es preferible el silencio cuando alguien no tiene nada bueno que decir.
¿Cómo reaccionan las personas que están a mi alrededor? ¿Son estimuladas o dañadas por mi comportamiento y mis actitudes?
¿Qué puedo hacer para ser clave y estimular a otros? ¿Cuáles deben ser los primeros pasos?
Josué Calero