“No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.” (Hebreos 13:2).
De entre las miles de historias que podrían contarse sobre el valor de lo que significa llevar a cabo el consejo bíblico de Pedro “hospedaos los unos a los otros”, una llamó mi atención hace unos días. Se trata de la historia del matrimonio Jan y Antonina Zabinski, directores del zoológico de Varsovia en tiempos de la ocupación nazi. Este matrimonio compartía amistad con personas de distinta procedencia, y muchos de ellos judíos. Cuando se estableció el gueto en Varsovia, ellos idearon un plan para sacar de allí a judíos con un plan muy bien diseñado. Transformaron el zoo en una granja de cerdos, y en los viajes que hacían al gueto para recoger de allí los desperdicios que servirían de alimento para los cerdos, traían judíos camuflados para llevarlos y hospedarles en rincones escondidos del zoo que solo ellos conocían. De este modo, arriesgando sus vidas y la de su hijo, lograron salvar la vida de casi trescientos judíos. Entre ellos figuran escultores, escritores, médicos, científicos, etc… Tras la guerra, fueron condecorados con la valiosa distinción “Justos entre las naciones”.
Historias de este tipo deben sernos de inspiración, en una época en la que hemos desarrollado la insana costumbre de poner etiquetas a las personas para clasificarlas y alejarnos así de aquellos que no son como nosotros; una época en la que cada día se levantan murallas para mantenernos a salvo del otro. Sin embargo, en Hebreos se nos anima a practicar la hospitalidad sin conocer el alcance que pueda llegar a tener.
Hagamos de nuestra iglesia una comunidad abierta y hospitalaria. ¡Cuánto consejo de la Palabra necesitamos!
Pastor Elías Nofuentes