25 días con un mismo Espíritu
«Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.» (Sal. 46:10)
Siempre he creído que es tremendamente saludable el hacer una alto en el camino de vez en cuando. Vivimos vidas muy ajetreadas y al final de la jornada estamos tan cansados que nos cuesta trabajo concentrarnos.
La quietud es básica para reordenar nuestra vida, para dar sosiego a nuestros pensamientos. Esta quietud nos da perspectiva, nos ayuda a meditar en la acción de Dios en nuestras vidas.
A lo largo de los años he experimentado que cuando soy incapaz de pararme el Señor, en su inmenso amor, me para; en mi vida he experimentado este parón de Dios en varias ocasiones.
Esta cuarentena, a la que nos vemos obligados en estos días ¿no será un PARO DE DIOS? ¿Una llamada de atención para que cesemos en la vorágine diaria y reflexionemos sobre hacía dónde vamos?
En cualquier caso debemos aprovechar este tiempo para “Estar quietos, y conoced que Él es Dios” .
Nuestro llamado primordial en la vida es a orientar nuestra existencia total hacia las permanentes invitaciones de Dios a caminar con él y a buscar su mano en las situaciones más frustrantes. De esta manera podríamos definir la paciencia como el desafío de disfrutar de Dios cuando las circunstancias nos invitan a la preocupación, la ansiedad y el afán.
Antonio Calero
One thought on “DÍA 7: EL PARÓN DE DIOS”
Gracias a Dios por este parón de tantas actividades de la vida, es verdad que si no paramos no podemos reflexionar sobre lo que Dios quiere de nosotros, me pregunto si estamos cumpliendo con sus propósitos?, o más bien no paramos de cumplir con los nuestros, hoy podemos ver lo frágiles que somos, sin Dios no hay refugio, no hay esperanza. Ánimo prosigamos juntos como hijos del Altísimo a dar testimonio de su gran poder para perdonarnos de toda maldad y llevarnos a una eternidad con él. Esta quietud de las actividades de este mundo, nos debe animar a estar más tiempo buscando las cosas de su reino.