Jesús, nombre sobre todo nombre
“Entraré al altar de Dios, Al Dios de mi alegría y de mi gozo; Y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío”
¿Te has preguntado si la tristeza y el gozo pueden convivir? ¿Si puedes vivir con estos dos sentimientos en tu corazón al mismo tiempo?
Muchas veces la tristeza provoca en nosotros vergüenza, pero debemos reconocer que es necesaria es nuestro panorama emocional.
La tristeza no es lo mismo que la depresión. La depresión nos aplana y hace que la vida sea invivible. La tristeza es diferente. Sentirse triste duele, por supuesto. La tristeza puede llegar en oleadas tan intensas que nos dejan sin aliento por un tiempo. Pero la emoción pasa y, a su paso, podemos sentir la alegría de estar vivos. Y a veces, podemos sentir esa alegría incluso cuando la tristeza está presente. Pero teniendo al Espíritu Santo en nuestra vida podemos tener gozo en medio de la tristeza.
Si leemos Salmos 43:4: “Entraré al altar de Dios, Al Dios de mi alegría y de mi gozo; Y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío”, nos damos cuenta que hay un lugar de alegría y gozo. Este lugar es el altar de Dios, lugar donde alabarle.
Cuando estamos tristes, podemos acudir al Dios de nuestra alegría y gozo para experimentar este sentimiento en medio de la tormenta.
El Simjat Guili es el nombre de Dios que da alegría y gozo.
La tristeza puede venir a nuestra vida con problemas familiares, de salud, de trabajo, por un pecado cometido… pero en medio de la tristeza, su nombre trae gozo.
Vivamos con el gozo del Señor los momentos tristes, elijamos vivir con gozo los momentos tristes de nuestra vida.
Eunice Pastor