Jesús, nombre sobre todo nombre
Recuerdo cuando era discriminado por ser “protestante” por los niños del barrio o en el colegio hasta el punto que un maestro me humilló y ese dolor me marcó .
Recuerdo haber mirado los ojos afligidos y llenos de lágrimas de unos padres que terminaban de perder a su única hijita pequeña, con un dolor desgarrador.
Recuerdo estar sentado en la cama de mi hermana menor acariciando sus manos y cara cuando estaba muriendo de cáncer y mi corazón se partía de tristeza.
Recuerdo acompañar a un varón que su esposa había abandonado, tratando de consolar su pérdida y a su amor, nos fundimos en un abrazo en medio del gran dolor.
Y las historias siguen, porque tú también has experimentado tristeza, dolor en el alma o lo estás atravesando en el transcurso de esta pandemia donde todo se agrava más y se magnifican los problemas y las tensiones. En ocasiones la tristeza se quiere instalar en nuestro ser y es como atravesar un túnel de desgana, hastío, conflicto y sequedad en el alma. En estas circunstancias hay un visitante inesperado que se llama gozo y que viene a nosotros como un silbido apacible.
El gozo no es felicidad, es más profundo, tampoco es paz. Es una seguridad que sólo se experimenta cuando se cultiva y está instalada en nuestra mente. El gozo está en nosotros porque nos lo ha dado Jesús y proviene de caminar cogido de la mano de Él en la senda de la vida desde el día que nos convertimos. El nombre de Jesús trae gozo a mi vida porque es Salvador y es tan real, que su salvación es el fruto de la obra de Dios en nuestras vidas, y está conectado con la persona y carácter de Dios. Por lo tanto, el gozo está presente en nuestro dolor y dolor más profundo. Es la fragancia de “Emmanuel”, Dios con nosotros que puedo percibir.
Por lo tanto “nos regocijamos en nuestros sufrimientos, sabiendo que el sufrimiento produce paciencia, y la paciencia carácter, y el carácter produce esperanza, y la esperanza no avergüenza” (Romanos 5:3-5). La alegría viaja con nosotros en las estaciones de la vida y podría decir más, que Jesús que es el gozo personificado que nos da este secreto escondido que todavía no hemos experimentado completamente.
El gozo que Jesús ofrece nos hace humildes y quita toda jactancia porque es la seguridad de que, aunque hoy tenga aflicción, debo de revisar todo mi equipaje espiritual y asegurarme que, a pesar de las penalidades y conflictos, Él tiene su porción de gozo para mí pase lo que pase, porque el convierte nuestros dolores y pesares en gozo, como convirtió el agua en vino, la mano seca en vigorosa, y la vida endemoniada en salvada. SU NOMBRE ES PODEROSO.
Elige en este día caminar en el Señor, porque cuanto más camino con Él me doy cuenta que los que sufrimos tenemos acceso al arma secreta del gozo que nos da Jesús. “Te bendeciré mientras viva, por tu nombre alzaré mis manos.
Me saciaré de aceite y grasa y te ensalzará mi boca con gozo.” (Salmo 63:5-6).
Jorge J. Pastor-Mut