“Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada en lo alto de la montaña no puede ocultarse. Tampoco se enciende una lámpara de aceite y se tapa con una vasija. Al contrario, se pone en el candelero, de modo que alumbre a todos los que están en la casa. Pues así debe alumbrar vuestra luz delante de los demás, para que viendo el bien que hacéis alaben a vuestro Padre celestial.” Mt.5.14-16
¿De qué Luz estamos hablando?
La Luz, ese haz intangible que hace visible lo tangible. La importancia de La Luz cobra verdadero valor cuando sufrimos la consecuencia de su inexistencia. De dos maneras nos afecta la ausencia de luz, la imposibilidad de disfrutar de la belleza de las cosas y también la incapacidad de realizar una acción de manera efectiva y sin ningún riesgo. ¿Cómo disfrutar de la lectura de un libro? ¿Cómo escribir una carta? ¿Cómo dar un paseo por el monte? ¿Cómo conducir nuestro coche?
Pero en ocasiones hacemos cosas sin luz o con muy poca luz por creer ya conocer el camino, especialmente en lugares que conocemos bien y nos sentimos seguros. Vamos al baño por la noche de manera automática, vamos a la nevera a por agua o salimos al coche a por algo olvidado, y ese camino que creemos seguro, afianzado por las veces que no ha pasado nada, se hace peligroso… Al tropezar con el perro en el pasillo camino al baño, al abrir la nevera pisando un charco de agua de una fuga, al resbalar con la pelota del niño de camino al coche. Sí, hacemos todas estas cosas sin luz, pero ¿Lo hacemos por imprudencia? ¿Lo hacemos por desconocimiento? ¿Lo hacemos por autosuficiencia?
Si en el plano físico hacemos todo esto sin luz, en el plano espiritual, a veces:
¿No mentimos con la buena intención de no dañar?
¿No engañamos para lograr algo bueno?
¿No fingimos lo que no somos? Etc.
Jesús nos dice: “Más vosotros sois la Luz del Mundo”
¿A qué Luz se refiere? A La Luz en las tinieblas del pecado.
Pero…
¿Podemos ser Luz ante la imprudencia de apartarnos de Él?
¿Podemos ser Luz ante el desconocimiento de su Palabra?
¿Podemos ser Luz sin contar con Dios?
Podemos ser La Luz siguiendo su ejemplo.
Podemos ser La Luz ahondando y practicando su palabra.
Podemos ser La Luz teniendo presente a Dios en nuestra vida.
Yo soy La Luz del Mundo el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá La Luz de la vida. Juan 8:12 (LP)
“SOLAMENTE EN EL NOMBRE DE JESÚS ENCONTRAMOS LA LUZ”
José L. Frau