25 días con un mismo Espíritu
«Solamente os ruego que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que, sea que vaya a veros o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio.» (Filipenses 1:27)
Cerramos hoy el ciclo de reflexiones que a lo largo de estos 25 días hemos tenido bajo el título genérico, “25 días con un mismo espíritu”, ¿o deberíamos decir, …con un mismo Espíritu? Creo que ambos planteamientos son correctos. Sí, porque, si bien, la intención del título hace referencia al primer enunciado, en el que se entiende “un mismo espíritu” como sinónimo de unidad en el propósito; también tiene cabida la idea de que, esa unidad se puede alcanzar y es posible porque tenemos el mismo Espíritu, el Espíritu Santo de Dios que vive en nosotros.
El texto que encabeza la reflexión de hoy fue escrito desde la cárcel. Pablo no tenía la certeza de volver a ver a los hermanos de Filipo, por eso les quiere transmitir la idea de que su comportamiento no dependiera de su directa supervisión o no. Les ruega que, tanto si él va a visitarles en un futuro, como si no; que su comportamiento sea intachable, y que lo que llegue a sus oídos, sean buenas noticias de que andan en un mismo espíritu (sentir, propósito, unidad), y que estén combatiendo unánimes por esa fe que han de tener en el evangelio, la buena noticia que recibieron.
En este tiempo de confinamiento se hace difícil la tarea pastoral. Esta imposibilidad de acercarse y ver físicamente a las personas, a las familias dificulta el saber cómo realmente están. Aunque se tengan muchos dispositivos y muchas herramientas tecnológicas, se pierden muchos detalles, muchos matices. En cierto modo, (salvando todas las distancias) es como estar prisionero sin poder constatar realmente cómo está la iglesia.
Por ese motivo, como Pablo, también quisiera pediros a todos vosotros, que no desfallezcáis, que no os derrumbéis, que este tiempo no debilite vuestra fe ni vuestra esperanza. Que el confinamiento no lleve a las familias a ningún enfrentamiento, sino a una mayor y más profunda unidad. Que los que vivís solos, no os sintáis solos, sino que os sintáis parte de esta gran familia que ora por vosotros. Que la falta de comunicación directa no nos lleve a un distanciamiento y a malos entendidos, sino a un mayor anhelo de encontrarnos y reencontrarnos. En definitiva, que toda esta prueba nos haga sentirnos más iglesia, y nos haga estar más unidos que nunca.
Estoy convencido que todo esto es posible, y lo es, no porque seamos especiales; sino porque el Espíritu del Señor habita en nosotros y Él lo hace todo posible. Busca en estos días la presencia del Espíritu en ti. Ahora no tenemos la excusa de… “es que no tengo tiempo”. Aprovechemos este tiempo para que el Espíritu del Señor obre profundamente en nuestras vidas y descubramos cómo Él y sólo Él puede cambiar en nosotros todo aquello que dificulta el que andemos en un mismo espíritu combatiendo por lo más importante de esta vida, el Evangelio, la buena noticia de Salvación que nos da entrada al reino de los cielos.
Elías Nofuentes
One thought on “DÍA 25: UN MISMO ESPÍRITU, EL MISMO ESPÍRITU”
Muchisimas gracias por todos estos puntos d reflexión, q nos habeis ido enviando cada dia. Leyendoos todo es mas facil .