DÍA 19: APOYO


25 días con un mismo Espíritu

«Madre, he ahí a tu hijo, hijo he ahí a tu madre.»

Juan 19:26 y 27

Esta frase dijo Jesús a su madre y al discípulo Juan que era el más joven del grupo.

¡Cuánto amaba a su madre  que en el momento cuando era Jesús quien necesitaba consuelo, se preocupó por ella, y aún en su agonía quiso protegerla! Que circunstancia tan difícil para María, ver a su hijo primogénito que había sido tratado como un delincuente y clavado en una cruz muere de la forma más vil que podía suceder.

Jesús no se concentró en su dolor, ni en su familia física y miró también al joven Juan.

No era momento para consolar a los demás, era tiempo de ser consolado, pero así es Jesús, por eso es el Salvador, y se preocupa en todo tiempo de los otros. Tiene tiempo para cada uno, el gesto apropiado, la palabra oportuna y el ánimo necesario.

La medicina mejor en mi dolencia fue vivir el apoyo de gente que está conmigo; mi familia. Saber que tienes en las horas difíciles alguien que te acompaña, comparte el dolor, la tragedia, la desesperanza… entiende tu mirada sin necesidad de hablar. Alguien que también estará contigo en las horas buenas, que llegan en la vida. Alguien a quien cuides tu también. No estamos solos y en el túnel más oscuro hay parejas, madres, hijos, amigos, colegas y hermanos en la misma fe que están al pié de la cruz y acompañan en el camino.

En esta Semana de Pasión, me da tristeza aquellos que fallecen por el coronavirus y están solos, sin una mano que les acaricie, sin una despedida al final de sus días, sentirse anónimos en un hospital, aunque el personal sanitario se esfuerza además de cuidar, dar consuelo en este momento de la muerte.

Esta frase de Jesús me confirma que mis oraciones no se  pierden en el aire. Llegan a su oído. “Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3). Esta palabra me anima a pasar tiempo con mi Salvador y Señor y el Dios de la creación conoce mi corazón.

Hay apoyo en la lucha, en la desesperación, en la soledad, en este tiempo de pandemia donde se acumulan los problemas. ¿Qué pasará en el futuro? Es tiempo de mirar a la cruz donde hay una palabra de victoria en la adversidad.

Recuerda esta frase que Jesús dijo desde la cruz: “Madre, he ahí a tu hijo, hijo he ahí a tu madre” (Juan 19:26).

  • ¿A quién acompaño yo?
  • ¿Quién puede contar conmigo?
  • ¿Puedo ver quién es mi prójimo?

Jorge Pastor

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