“Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: «El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres y lo matarán, pero al tercer día resucitará». Ellos se entristecieron mucho”. (Mt.17.23)
Hace unos días tuvo lugar un hecho histórico en el ámbito del baloncesto. El equipo de los Clippersperdía por 31 puntos de diferencia frente a los Warriors,algo casi imposible de remontar. Sin embargo, sucedió lo que nadie esperaba; canasta a canasta se fueron acercando y en los últimos segundos se produjo el “milagro”, habían remontado. Nunca antes había sucedido algo así en la élite del baloncesto mundial. Os podéis imaginar el estado de ánimo de los seguidores de este equipo que, cuando parecía todo perdido, dio la gran sorpresa.
Salvando todas las distancias, este sencillo ejemplo me hizo pensar en el estado de ánimo de los discípulos de Jesús después de la crucifixión. Sentimiento de derrota, tristeza profunda, miedo ante las represalias… Su perspectiva, la de aquellos que tenían que asumir que todo estaba perdido. Sin embargo, ocurrió lo impensable, aquello de lo que Jesús les había estado hablando pero que no habían entendido, que a los tres días resucitaría. Fue cuando se apareció a ellos que las cosas empezaron a cambiar. Su estado de ánimo se fue transformando, y aquellos discípulos temerosos, escondidos, y faltos de valor; se transformaron en valientes hombres y mujeres que, con el poder y la guía del Espíritu Santo, empezaron “la gran remontada”. El espíritu del Resucitado se apoderó de ellos y sin miedo alguno dieron testimonio dispuestos a sufrir lo que fuera necesario.
No importa la situación personal por la que estés pasando, si tu fe está puesta en el Cristo resucitado, confía en que, cuando parece que todo está perdido, Su Poder y su Gracia pueden actuar de un modo inimaginable. Celebrar la resurrección de Jesús no sólo es un hecho de carácter histórico, sino de presente y futuro. Su resurrección lo cambió todo en la Roma del siglo I y sigue haciéndolo en el mundo del siglo XXI.
Pastor: Elías Nofuentes