DÍA 20: SOLEDAD


25 días con un mismo Espíritu

«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»

(Mateo 27:46)

Los que conocían las Escrituras sabían que estaba repitiendo palabras del salmo 22, sin embargo no era una mera repetición como un rezo o una letanía. Este versículo tenía significado. Jesús no sólo tuvo que sufrir la agonía física, también la agonía espiritual que producía el peso grande de la Redención.

Soledad y abandono dos hechos difíciles de sufrir.

He de confesar que en ocasiones me he sentido solo en medio de la multitud o en mi propia soledad.

¿Quién no tiene tiempos oscuros?

Depresión, incertidumbre, dudas, inseguridad, abandono, muerte, fracaso, autoengaño, miseria, amargura.

¿Quién no se ha preguntado alguna vez, dónde está Dios ahora cuando más le necesito?

Hacerse la pregunta no es pecado, no es inhumana, tampoco es pecado el enfado, ni el miedo, ni la duda. Forman parte de nuestra experiencia diaria. El pecado es quedarse estático en una experiencia o hecho negativo de forma continuada.

“Al que no tuvo experiencia de pecado, Dios lo trató por amor a nosotros como al propio pecado, para que por medio de él, experimentemos nosotros la fuerza salvadora de Dios” (2 Corintios 5:21).

La victoria está en no ceder a la tentación de que todo ha sido una farsa, un teatro, una mentira. El reto está en no rendirse, ni abandonar la lucha en los momentos álgidos de la prueba. Y te aseguro que viene o volverá a venir.

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mateo 27:46).

  • ¿Aceptas esta realidad de que eres probado?
  • ¿A pesar de la tentación puedes continuar sirviendo al Señor?
  • Cuando sufres  contradicción ¿abandonas el seguimiento de tu llamamiento?

Jorge Pastor

2 thoughts on “DÍA 20: SOLEDAD

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

logo